Cambio Climático y salud

La crisis climática, en realidad, es una crisis sanitaria.

Crédito de fotografía: WHO (World Health Organization).

Esta afirmación resuena diariamente entre aquellos que formamos parte del reducido círculo que aboga y actúa en favor de la salud ante el desafío de la crisis climática.

Enfrentar la crisis climática constituye el mayor reto en la historia de la humanidad, sin importar si se reside en Nueva York, Buenos Aires, Moscú o Tuvalu. Los impactos derivados de la quema de combustibles fósiles y el consiguiente cambio climático son una realidad palpable que se experimenta y experimentará en todas partes del mundo.

La evidencia de esta crisis se refleja simplemente al abrir cualquier diario, afectando de manera especialmente intensa a las comunidades más vulnerables del sur global, que suelen ser las primeras y más gravemente afectadas.

La COP28 y el día de la salud

Aunque la COP 28 dejó un sabor agridulce en cuanto a los avances en las negociaciones, marcó un hito histórico: el 3 de diciembre de 2023 se convirtió en el primer día dedicado exclusivamente a la salud en la historia de estas conferencias.

En colaboración con la OMS (Organización Mundial de la Salud), este día tuvo como objetivo visibilizar, mediante investigaciones basadas en evidencia, las conexiones directas entre la crisis climática y la salud humana, así como presentar el “argumento de la salud” para fomentar la acción climática.

Se buscó estimular el debate a través de paneles y mesas redondas sobre los beneficios colaterales de la mitigación en términos de salud, la necesidad de adaptar los sistemas de salud para hacerlos más resilientes y las diversas estrategias propuestas para priorizar a las poblaciones más vulnerables.

Este enfoque, relativamente nuevo, ha experimentado un notable aumento en los últimos años, con un crecimiento exponencial de la presencia de profesionales de la salud, líderes del sector público en salud, periodistas especializados y emprendedores.

En esta línea, 1908 delegados, representando un 2.4% del total de participantes, se hicieron presentes en la COP28 en representación de la salud. Cincuenta ministros y ministras de salud estuvieron presentes, 142 países firmaron la declaración de “Clima y Salud”, y 84 países se unieron a la Alianza para la Acción Transformativa en Clima y Salud (ATACH, por sus siglas en inglés).

Durante el evento se anunció con bombos y platillos la creación de un fondo especial para Clima y Salud de 1.000 millones de dólares, aunque queda por verse cómo se implementará este fondo para llegar eficazmente a las comunidades más necesitadas. Hasta ahora, sólo el 0.5% del financiamiento climático global se destina a la salud.

Es imperativo cambiar la perspectiva para que la inversión se enfoque en la salud y los beneficios colaterales sean de índole climática, y no al revés.

Los profesionales de la salud y el cambio climático

Los profesionales de la salud atendemos cada vez más pacientes afectados por los efectos directos o indirectos de la crisis climática, considerándola como una consecuencia transversal que afecta desde la “A” (de Asma) hasta la “Z” (de Zika).

En las ciudades, las olas de calor serán cada vez más frecuentes e intensas, desencadenando enfermedades cardiovasculares agudas, como infartos y accidentes cerebrovasculares, y exponiendo a un riesgo aún mayor a niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes.

Las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el Dengue, se ven exacerbadas por las temperaturas en aumento, llegando a latitudes y altitudes sin la preparación ni el conocimiento necesarios para prevenirlas o tratarlas. La quema de combustibles fósiles se asocia directamente con la contaminación del aire, que provoca 7 millones de muertes al año.

Los eventos climáticos extremos exponen a la población a la inseguridad hídrica y alimentaria, a la pérdida de infraestructura (incluidos los establecimientos de salud), a traumatismos y a los silenciosos pero peligrosos efectos sobre la salud mental a corto, mediano y largo plazo.

En su exposición, el Rey Carlos expresó: “En 2050, nuestros hijos y nietos nos preguntarán qué hicimos, no qué dijimos“. La salud le otorga una cara humana a los impactos climáticos, alejándose de la imagen del oso polar escuálido sobre un trozo de hielo, y constituye un enfoque con el que todos podemos relacionarnos y, lo que es más importante, actuar.

Dr. Damián Markov
  • Médico Pediatra, especializado en Medicina Climática y Salud Ambiental
  • Docente Asociado en el Programa sobre Políticas de Ciencias Climáticas y de la Salud, Anschutz Medical Campus, Universidad de Colorado (EEUU)
  • Director para LATAM de S-Viva – Consultora especializada en Salud Humana y Ambiental
  • Coordinador de Clima y Salud – Sustentabilidad Sin Fronteras