Los fósiles en la COP28 y el ingreso del Acuerdo de París a una nueva etapa

La discusión acerca de los combustibles fósiles prometía ser un tema de gran voltaje político en la COP28 realizada en Dubai. Esta discusión estaba sobre la mesa puesto que esta COP debía dar una respuesta a los preocupantes resultados que mostró el proceso denominado Global Stocktake o Balance Mundial. Autor Juan Carlos Villalonga, Presidente de GLOBE International. Asesor Cambio Climático y Energía del Círculo de Políticas Ambientales.

Combustibles fósiles

No es que el sector de los combustibles fósiles no haya sido parte de las discusiones climáticas a lo largo de estos últimos 25 años. Sucede que resulta ya impostergable ponerle plazos perentorios a la industria fósil, la que hasta ahora había sido aludida de manera indirecta y genérica cuando en las negociaciones se habla de reducción de emisiones de CO2.

La brecha entre objetivos y emisiones

El Global Stocktake (GS) es el mecanismo previsto en el Acuerdo de París (AP) para realizar un chequeo para saber qué tanto nos acercamos al cumplimiento de los objetivos climáticos de ese Acuerdo. Recordemos que la estructura del AP se basa en los compromisos voluntarios de los países partes del mismo. A estos compromisos se los contrasta con un mecanismo periódico de revisión global cada cinco años. En 2023 tuvimos el primer GS y sus resultados son muy preocupantes.

Existe una “brecha” entre las reducciones de emisiones que deberíamos hacer para estar en el camino de cumplir los objetivos climáticos y las emisiones tal cual muestran los compromisos voluntarios (NDC) hasta ahora en marcha. A grandes rasgos, para estar en una trayectoria de emisiones globales compatible con el objetivo de no superar los 1,5°C, la “brecha” mencionada es de 23,9 GtCO2eq para 2030. Esto equivale a decir que debemos reducir un 43% las emisiones globales respecto al nivel de 2019.

Combustibles fósiles

Fuente: “Technical dialogue of the first global stocktake” (sept.2023)

Para tomar una dimensión de los que significa reducir 23,9 GtCO2e para 2030 basta saber que las emisiones anuales de China representan 12 GtCO23, las de EEUU unos 5 GtCOe2 y la Unión Europea ascienden a 3 Gt CO2e. Es decir que para 2030 debemos recortar más que el equivalente de las emisiones conjuntas de China, EEUU y la UE. Esta tarea inmensa sólo es alcanzable si se acelera significativamente la transición energética de abandono de los combustibles fósiles.    
Juan Carlos Villalonga, Presidente de GLOBE International. 
Asesor Cambio Climático y Energía del Círculo de Políticas Ambientales.

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Además de acordar una serie de procedimientos para actualizar las NDC a 2030 y 2035, la COP28 debía trazar en un documento las directrices que inspiren la acción climática para los años venideros. Es en ese texto donde se concentraron las principales tensiones en torno al lenguaje a utilizar para con los combustibles fósiles. Finalmente, la expresión determinante dice en su texto original: “Transitioning away from fossil fuels in energy systems, in a just, orderly and equitable manner, accelerating action in this critical decade, so as to achieve net zero by 2050 in keeping with the science”.  

El texto adoptado refleja en un lenguaje equilibrado lo que ya es impostergable, el acelerado abandono de los combustibles fósiles hasta llegar a la neutralidad de emisiones de CO2 para 2050. Esto quiere decir que el único remanente fósil para entonces deberá estar compensado con secuestro de CO2 de la atmósfera (abated fossil fuel). 

Para la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe “A renewed pathway to net zero emissions” (2023) el declive de los fósiles debe ser abrupto en los próximos años para estar en línea con el objetivo del AP. Esto significa que la demanda de carbón debe caer para 2030 un 47%, la de petróleo un 22% y de gas en un 18%. Hacia el 2050 la demanda deberá situarse al mínimo que permita la disponibilidad, aún incierta, de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono

Combustibles fósiles

Fuente: IEA, “A renewed pathway to net zero emissions” (2023)

Como puede verse la transición de abandono de los combustibles fósiles debe comenzar desde ahora mismo y no admite una ampliación de la oferta, es decir, el desarrollo de nuevas fronteras de explotación de los mismos. Esto es de particular importancia para nuestro país dada las expectativas puestas en convertir a la Argentina en un gran exportador de gas y petróleo.

El futuro de Vaca Muerta

Todos hablan del impacto que podría generar la explotación del yacimiento de Vaca Muerta. Pero Argentina debe ser cauta en las expectativas que se ponen sobre el rol económico que puede cumplir las reservas de gas existentes allí. Si bien existen oportunidades de exportación de gas en el corto plazo, debe tenerse en cuenta que la demanda deberá contraerse y que la oferta de gas será abundante, lo que implica que no será sencillo competir en el mercado global del gas natural.

Lo mismo ocurre con el petróleo, con el agravante que el desarrollo del off shore en el Atlántico deberá tomar bastante más tiempo hasta convertirse en activos exportables. 

La “ventana de oportunidad” para los combustibles fósiles se estrecha y eso hace que las inversiones serán muy reticentes a exponerse al riesgo de tener activos irrecuperables (stranded assets) debido a la reducción de la demanda. Por supuesto, que esto es lo que ocurrirá si las políticas climáticas se convierten en prioridad y determinan hacia donde fluyen las inversiones. 

Bajo cualquier hipótesis, los escenarios indican una progresiva disminución de la demanda de combustibles fósiles; recordemos que en el camino a la COP30 (Brasil, 2025), deberán aparecer una nueva generación de NDC que deberán cerrar la brecha de emisiones señalada por el GS.

Teniendo en cuenta lo ya dicho sobre la magnitud del recorte de emisiones necesarias, Argentina deberá aumentar sustancialmente sus objetivos de reducción de emisiones para los próximos años.

combustibles fósiles

Que pasó en la COP28

La razón por la que en la COP28 hubo tanta resistencia para adoptar un texto que refleje una clara decisión para el abandono de los combustibles fósiles es que son muchos los países que tienen intereses en la exportación de estos combustibles, básicamente estamos hablando de petróleo y gas. Inicialmente la atención se focaliza en los grandes y tradicionales exportadores de estos combustibles, como el caso del país anfitrión de la COP28. Pero la ecuación es más compleja.

Detrás del concepto de “transición justa”, una expresión que se ha extendido extraordinariamente, es el reclamo en el que tradicionalmente se parapetaron los países de la OPEP, que reclamaron desde el inicio de las negociaciones climáticas por ese concepto de “justicia” como un resarcimiento por las pérdidas económicas que la transición les ocasionaría, una especia de “lucro cesante”.

Lejos de lo que muchos creen, la “justicia” climática no ha sido un reclamo en defensa de los más vulnerables, más bien ha sido impulsada en su origen por los países exportadores de petróleo, los países árabes principalmente.

Pero la controversia que se dio en la COP28 por la búsqueda de un texto que evite una expresión clara y contundente de la necesidad abandono de los combustibles fósiles no ocurre únicamente por los tradicionales miembros de la OPEP. Existen un buen número de nuevos jugadores que quieren sumarse al negocio global del oil & gas, por ejemplo, Argentina. Sólo así entenderemos los intereses que fluyen subterráneamente por debajo de las negociaciones.

Difícilmente un país como Argentina vaya a una COP a promover el abandono de los combustibles fósiles cuando es una de los mayores consensos entre los principales partidos políticos es el objetivo de convertir a la Argentina en un gran exportador del gas de Vaca Muerta. Debajo de las retóricas cargadas de consideraciones y atenuantes subyacen intereses que nos asocian a los países árabes.

El caso de Guyana

Existen situaciones mucho más complejas, como es el caso de Guyana. Este país es extremadamente vulnerable al cambio climático debido al riesgo de sufrir inundaciones permanentes por la suba del nivel del mar.

Tanto es así que, a pesar de no ser un país insular, pertenece al grupo AOSIS que representa a los pequeños estados isleños en riesgo de desaparecer bajo las aguas del mar.

Guyana desde hace pocos años descubrió enormes recursos de petróleo en su mar territorial y así se abrió una enorme oportunidad para el desarrollo de ese pequeño país.

Así, un país extremadamente vulnerable al cambio climático comenzó a alimentar su propia amenaza con su muy dinámica industria fósil.

La industria de los fósiles nuclea apoyos muy disímiles, desde países grandes exportadores, a nuevos jugadores recién llegados al negocio internacional de los hidrocarburos, y a países, como el nuestro, que desean ingresar a la liga de los grandes exportadores.

Qué pasa con el Acuerdo de París

Toda esta compleja trama de intereses es la que se tensiona y agita cuando se deben tomar medidas que aceleren la transición energética, la que no es otra cosa que el abandono de los combustibles fósiles.

Muchas de estas tensiones se simulan en las conversaciones diplomáticas detrás de complejos textos de negociación y explica, en buena medida, la lentitud con la que se mueven las cosas en las COP.

Ingresamos ahora en una nueva fase para el Acuerdo de París. Ahora debemos actualizar nuestros objetivos climáticos con la presentación de nuevas NDC para 2025 con el objetivo de producir una contribución colectiva que nos permita reducir la brecha de emisiones.

Cumplir ese objetivo es incompatible con los planes de expansión de la industria de los combustibles fósiles, por el contrario, debemos prepararnos para un rápido declive de los mismos.

Para nuestro país significará una actualización de nuestra actual NDC a 2030, haciéndola más exigente, y deberemos adoptar una nueva meta a 2035.

Esta tarea será de enorme trascendencia ya que deberemos compatibilizar nuestros objetivos de desarrollo en cada subsector de la economía de modo de alinearlo con la transición hacia una economía libre de fósiles.   

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