En este artículo, analizaré las ventajas de la energía atómica, su historia en Argentina y su situación actual. Además, destacaré los beneficios de desarrollar este tipo de energía para atraer inversiones tecnológicas, como en el campo de la inteligencia artificial. Por Alejandro Kinbaum.

¿Por qué es conveniente la energía atómica?
La energía atómica es una fuente limpia y segura en comparación con otras formas de producción energética.
Además, el consumo de combustible por kWh eléctrico generado es miles de veces menor en comparación con otras fuentes térmicas y requiere una superficie mucho menor que la energía eólica o solar para generar la misma potencia.

Asimismo, las centrales nucleares de potencia no emiten CO2 y, gracias a su bajísimo consumo de combustible, generan un volumen de residuos significativamente menor. Además, estos residuos son en su mayoría sólidos, lo que facilita su gestión y reduce su complejidad.
Otra de las ventajas de la energía nuclear es su eficiencia en el uso del territorio. A diferencia de fuentes renovables, como la eólica, la solar o la hidroeléctrica, las centrales nucleares requieren una superficie considerablemente menor para generar la misma cantidad de energía.
Mientras que los parques eólicos y solares necesitan grandes extensiones de tierra para instalar aerogeneradores o paneles fotovoltaicos, y las hidroeléctricas dependen de vastos embalses, una planta nuclear puede producir una alta potencia en un espacio reducido. Esto la convierte en una opción ideal para regiones con limitaciones de territorio o con alta densidad poblacional.

Fuente (world-nuclear.org)
Historia de la energía atómica en Argentina
La historia nuclear Argentina comenzó el 31 de mayo del año 1950 con la creación por decreto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). En 1958 se logró la primera reacción nuclear controlada (criticidad) en el reactor RA1, siendo este reactor el primero en toda Latinoamérica y todo el hemisferio sur.
Este reactor le permitió al país comenzar la exportación de reactores de investigación, así como la fabricación de isótopos medicinales. En 1974 alcanzó la criticidad el reactor de la primera central nuclear de potencia Atucha I, dando comienzo a la producción de energía atómica en Argentina (CNEA).
Hoy en día, el país cuenta con tres reactores nucleares de potencia, siendo estos Atucha I y Atucha II, en la provincia de Buenos Aires y Embalse en Córdoba. En total, estas centrales tienen una capacidad de generación de casi 1,8 GWe (NA-S.A.).

Centrales Atucha I y II (foto: Mrcukilo, Wikimedia Commons)
El desarrollo de la industria nuclear ha experimentado fluctuaciones a lo largo de la historia, influenciado por factores económicos, políticos y estratégicos. La construcción de una central nuclear implica una inversión inicial considerable, lo que a menudo requiere el respaldo de fondos estatales como garantía.
Además, el tiempo de construcción es prolongado en comparación con otros tipos de centrales eléctricas, con un promedio de 11 a 12 años para proyectos nuevos y 7 años para proyectos estandarizados (Shykinov et al., 2016).
Estas circunstancias pueden llevar a la cancelación de proyectos de nuevas centrales o a la interrupción de construcciones en curso durante periodos de crisis económica. Un ejemplo de esto es Atucha II, cuya construcción se inició en 1982 y alcanzó su primera criticidad recién en 2014, transcurridos 32 años.
Esta trayectoria no solo posicionó a Argentina como uno de los pocos países del mundo con capacidad completa para desarrollar tecnología nuclear, sino que también le permitió consolidar un ecosistema de conocimiento técnico y científico único en la región.
No obstante, en el presente se está dando a nivel mundial un fenómeno que fue popularmente bautizado “nuclear renaissance”, en el que la energía atómica vuelve a ser protagonista del desarrollo estratégico de las naciones. En este contexto histórico, se da una gran oportunidad para que el país desarrolle su potencial en este ámbito.
Plan Nuclear Argentino
Con el anuncio del nuevo Plan Nuclear Argentino se puso de manifiesto el potencial que tiene el país en materia nuclear. Para comprender esto, es mejor explicar primero, qué es la generación nucleoeléctrica.
Este artículo es parte del Informe Anual 2025 sobre Cambio Climático, solicita el informe en el formulario a pie de página.
¿Cómo se genera la energía eléctrica de origen nuclear?
Para entender cómo funciona una central nuclear, debemos definir algunos conceptos:
- Uranio: es el “combustible” que utilizan las centrales nucleares para generar energía.
- Fisión nuclear: luego de absorber un neutrón, el núcleo de un átomo se puede dividir en varios núcleos liberando grandes cantidades de energía.
- Isótopo: un mismo elemento puede tener distintos isótopos, que se diferencian por la cantidad de neutrones en su núcleo, y por ende, su masa. El uranio es mayoritariamente 238U pero el que realiza la fisión nuclear es el 235U.
- Uranio natural y uranio enriquecido: el uranio natural es el que tiene 99,3% de 238U y 0,7% de 235U. El uranio enriquecido es aquel cuya concentración de 235U fue aumentada artificialmente. Para un reactor nuclear de potencia, se usa combustible con 3 a 5% de enriquecimiento. En el caso argentino, se decidió usar otro tipo de reactor con uranio natural.
- Agua pesada: es agua cuyos átomos de hidrógeno se reemplazaron por su isótopo llamado deuterio, que tiene un neutrón en el núcleo y es más pesado. Las centrales que usan uranio enriquecido (PWR por sus siglas en inglés), pueden funcionar con agua liviana (agua natural), pero las centrales argentinas (PHWR) necesitan de agua pesada.
En base a las definiciones dadas, podemos aseverar que, para tener un programa nuclear sólido se debe tener la capacidad de independizarse de otros países para abastecer todo el ciclo de combustible nuclear. En este sentido, Argentina cuenta con reservas de uranio en diversos puntos del país, y con la capacidad técnica de producir agua pesada.
Pese a esto, el uranio que se utiliza actualmente es de origen importado, y la planta de agua pesada (PIAP) está paralizada desde 2017, aunque hay negociaciones para su reactivación (econojournal).
Considerando lo anterior, la reactivación de la minería del uranio podría garantizar parte del suministro nacional y así reducir el riesgo de falta de suministro por motivos económicos, políticos o de otra naturaleza. De hecho, ya se han presentado diversos proyectos en esta dirección con la intención de reiniciar esta actividad minera, siguiendo los más altos estándares ambientales y sociales, en consonancia con los objetivos de desarrollo sostenible
En referencia al suministro de agua pesada, como su consumo es mucho menor y solo se requiere de un stock por un largo período de tiempo, el riesgo de desabastecimiento es reducido. Aun así, es conveniente contar con las instalaciones y capacidades técnicas para producirla.
Energía atómica en Argentina: lo que viene
En vistas a futuro, todo apunta a que Argentina seguirá la tendencia mundial de reemplazar los reactores actuales por los modernos reactores modulares (cuyas siglas en inglés son “SMR”). Los SMR son reactores nucleares avanzados con una capacidad de potencia de hasta 300 MW(e) por unidad, lo que representa cerca de un tercio de la capacidad de generación de los reactores nucleares de potencia tradicionales. Estos reactores, son (IAEA):
- Pequeños: físicamente una fracción del tamaño de un reactor nuclear de potencia convencional.
- Modulares: lo que permite que los sistemas y componentes se ensamblen en fábrica y se transporten como una sola unidad a un lugar para su instalación.
- Reactores: que aprovechan la fisión nuclear para generar calor para producir energía.
Los SMR se están desarrollando en todo el mundo, con distintos diseños y tecnologías. Hasta el momento existen dos diseños de SMR en el país. Por parte de la CNEA existe el CAREM, el cual es un reactor PWR, con un diseño innovador en el cual el circuito primario, los generadores de vapor y los mecanismos de control están integrados al recipiente de presión.
Adicionalmente, los sistemas de seguridad son pasivos, lo que significa que son independientes de la disponibilidad eléctrica y del error humano. El segundo diseño nacional de SMR es el de la empresa INVAP S.E.
Este reactor, que ya ha sido patentado en Estados Unidos, es descripto en la patente como un reactor compacto, con agua presurizada, generadores de vapor horizontales y presurizador. Al igual que el CAREM, este diseño también es un PWR.

El uso de uranio enriquecido como combustible plantea un nuevo escenario a futuro, ya que eliminaría la necesidad de agua pesada, pero aumenta la dependencia de naciones extranjeras que cuenten con la capacidad de enriquecimiento isotópico.
Ante este nuevo escenario, es válido preguntarse si no sería conveniente mayores esfuerzos en dominar esta tecnología por parte del ámbito nuclear nacional. Una capacidad propia de enriquecimiento junto a una producción de reactores de diseño 100% nacional aumenta la soberanía en materia nuclear del país.
Aprovechamiento de la energía atómica para las nuevas tecnologías
En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, garantizar una fuente de energía limpia y confiable es clave para el desarrollo de innovaciones como la inteligencia artificial (IA). La energía atómica, por ser una fuente constante, libre de emisiones y de alta densidad energética, puede cubrir la creciente demanda de los centros de datos y sistemas de IA sin generar carbono.
Además, la IA también juega un papel fundamental en la optimización del sector nuclear, mejorando la seguridad y eficiencia de las centrales mediante el análisis de datos en tiempo real y el mantenimiento predictivo. Esta sinergia entre la energía nuclear y la inteligencia artificial no solo impulsa la innovación tecnológica, sino que también contribuye a un futuro más sostenible (Foro Nuclear).
Si a esto se le suman las condiciones climáticas de la Patagonia – donde el clima frío hace que se reduzcan los requerimientos energéticos para refrigerar los centros de datos- y la infraestructura tecnológica respaldada por décadas de experiencia y formación local, un desarrollo nuclear argentino crearía las bases perfectas para atraer inversiones al país en materia de tecnología.
Conclusión
En resumen, la energía atómica se presenta como una opción energética robusta y estratégica para Argentina, con ventajas significativas en términos de limpieza, eficiencia y uso del territorio. A pesar de los desafíos históricos y las fluctuaciones en su desarrollo, el país posee un sólido historial en el sector nuclear.
El “renacimiento nuclear” global y el nuevo Plan Nuclear Argentino ofrecen una oportunidad para consolidar el liderazgo del país en esta área. La transición hacia reactores modulares pequeños (SMR) y la búsqueda de la independencia en el ciclo de combustible, incluyendo la reactivación sostenible de la minería de uranio y la producción de agua pesada, son pasos cruciales.
Además, la sinergia entre la energía nuclear y las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, abre un horizonte de desarrollo sostenible y atracción de inversiones. En un contexto de demanda energética creciente, el país ya cuenta con infraestructura, conocimiento técnico y condiciones geográficas que le dan las bases para desarrollar un plan nuclear sólido, sustentable y estratégico.
Con estas condiciones, Argentina tiene la oportunidad concreta de asumir un rol estratégico en la transición regional hacia una matriz energética más limpia y confiable.
