Red de soporte

Cuidados compartidos, mujeres que son espejo para otras y comunidad unida

– Jessica Soto Vera –

Muy temprano suena el despertador. Es un día soleado en Lima, Perú. Tengo un gran plan para hoy porque me han invitado a una reunión con mujeres referentes de todo el mundo para que cada una pueda compartir su experiencia y buenas prácticas. El tema que nos convoca es conversar y conocernos mejor. 

Tenemos una lista inmensa de temas: cómo superamos los obstáculos, cómo logramos balancear la vida familiar y empresarial pero también tiempo para nosotras mismas, para hacer lo que nos hace felices y nos da paz interior. 

Mientras desayuno, tomo unos chuños y los pongo a remojar en agua para la cena. Sé que tendré un día intenso, pero también que de la reunión saldré renovada. 

Hace años que participo de este tipo de eventos y mi mente se abre como un paracaídas durante cada evento. Me renueva conocer a grandes empresarias, muchas se volvieron madres y hermanas instantáneas, de las que abren puertas y construyen puentes. Por ellas me he enterado de beneficios y formaciones gratuitas y fueron ellas también las que me animaron a aplicar. Hoy sé que cuento con “mujeres líderes” en Pakistán, Irlanda, Japón, Ghana, Estados Unidos, México e India y en todo el mundo.

Llego a la reunión, empiezo a saludar. Me sorprendo al ver a una mujer que no esperaba encontrar acá, pues fue mamá hace pocos meses. ¡Pero ha decidido venir! Las nuevas modalidades de licencias permiten a cada familia decidir qué es lo mejor de acuerdo a sus empleos y necesidades. Pensar que antes era común que los varones siguieran trabajando como si en casa no hubiera pasado nada… Ahora es distinto: ella da su ponencia y el bebé queda en brazos del papá. Admito que me distraigo admirando cómo lo calma, se para y camina por el pasillo con el niño para evitar el llanto, pero es solo un momento porque me interesa mucho lo que ella tiene que decir. Tiene una gran experiencia y la comparte, trae ejemplos, gráficos que despliega en pantalla. Al final la aplaudimos y la veo dejar rápido el escenario. El bebé todavía está amamantando y llegó la hora de comer. 

Cuando llega mi turno pienso en una de mis primeras experiencias, en Nicaragua. Hasta esa fecha no sabía que existía «la mutilación genital femenina» ni tampoco que las personas que representan el 75 % de la pobreza extrema en el mundo son mujeres. Después vinieron las caminatas Global Mentoring Walk que organicé en Perú, a modo de agradecimiento a esa maravillosa experiencia internacional que me llevaría a crear la Red de Mujeres Líderes. Pienso en la experiencia que tuve en Sudáfrica y luego en Colombia. Parece mentira seguir poniéndome nerviosa, pero es una ansiedad dulce, las ganas de compartir lo que vamos aprendiendo. Siento gratitud al escuchar el aplauso y recibir los besos volados de mis amigas. 

 Necesitamos a otras como espejo. Otras que vean lo mejor de ti, tu luz, el potencial que no siempre reconoces. Pero ellas te lo reflejan y lo recibes desde el amor. Para eso lo recibes: para reflejarlo en otras y multiplicarlo. Cuanto más compartes amor, más se multiplica y se expande esa fuerza.

Decido volver caminando y me llevo en la cabeza la voz de las mujeres y también de algunos varones que han participado. Es importante que hoy son parte porque han entendido que la igualdad de oportunidades es de interés de ellos también. Me gusta que sea un ambiente unificado.

Cuando llego a casa me espera una sorpresa: lúcuma y chirimoya que una amiga ha comprado en el mercado. Como tiene mi llave de emergencia, entró para dejarme algunas y compartir, sabiendo que estaría muy ocupada. Me gusta vivir cerca de la gente que quiero, tener una red de soporte que está atenta a mí y yo también estoy atenta a una llamada de auxilio o de apoyo. ¡Me siento cuidada! ¡Nos cuidamos todas!

Acomodo las frutas y empiezo a preparar los chuños que dejé hidratándose esta mañana con queso. Voy a preparar un plato que me hace acordar a mi mamá Chabela, porque es típico de la zona de la sierra de donde son ella y mi padre.

Es una receta simple, pero me llevó años aprenderla. Hoy el chuño sancochado relleno con queso es lo que preparo con más amor. Ya se siente el olor en la cocina y se me ocurre llamar a mi amiga para invitarla, agradecerle el gesto de las frutas y contarle lo que aprendí en el evento. Tenemos piqueo y postre, qué rico. 

Jéssica Soto Vera

Experta en Imagen Corporativa, diseñadora gráfica y de interiores. Conferencista y asesora internacional, Máster Coach y Programación Neurolingüística (PNL) certificada por Richard Bandler de USA. Fundadora de la Red de Mujeres Líderes. Representante en Perú de las iniciativas internacionales: Global Mentoring Walk de Vital Voices, All Ladies League, Women’s Indian Chamber of Commerce & Industry (WICCI), Global Coaching Federation (GCF), Human Ecology y SafeCity. Presidente de la Asociación Inspiring Girls en Perú. Global Advisory member of Entrepreneurship & Sustainable Businesses de la iniciativa G100

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