Un Mundo Perfecto
Espiritualidad y respeto por todos los seres.
– Liz Solari –

En lo más profundo del alma humana palpita un anhelo eterno: el de un mundo pleno, colmado de amor, verdad y sagrada unidad. Un mundo donde el respeto por la Divinidad y por todo ser viviente no sea una excepción, sino el fundamento mismo de la existencia.
En esta visión luminosa, la compasión no es solo un valor, sino el aliento que nutre cada acto, cada palabra y cada pensamiento.
La humanidad ha despertado a la verdad de su unidad con la naturaleza, con los animales y con la Divinidad que vive en ellos. En este nuevo mundo, el ego ha sido trascendido, y la conciencia ha ascendido más allá de lo material hacia una comunión íntima con Dios. La alineación con lo Divino se hace palpable en cada mirada, en cada gesto, en cada silencio. Los seres humanos reciben guía constante de la Fuente Universal, y la meditación se ha convertido en un estado tan natural como respirar. Sus dones psíquicos —la intuición, la clarividencia, la telepatía— florecen como expresiones espontáneas de su naturaleza sagrada. Y con ello, comprenden la profunda responsabilidad de sus pensamientos, pues toda intención se manifiesta al instante.
La humanidad camina en armonía con todos los reinos: mineral, vegetal, animal y espiritual. La Tierra ya no es explotada, sino reverenciada como un templo viviente. Los animales, antiguos compañeros de ruta, son tratados con respeto y ternura. La biodiversidad es celebrada y protegida, y la vida cotidiana gira en torno a la sostenibilidad, la simplicidad y la belleza natural. Las ciudades de este presente no compiten con la naturaleza: dialogan con ella. Las construcciones se integran amorosamente al entorno, erigidas con materiales conscientes y técnicas que honran la vida.
Las comunidades rurales renacen, vivas y vibrantes, donde la conexión con la tierra y sus ciclos sagrados es parte de la rutina. La agricultura es ética, orgánica y sostenible. El silencio reina: los transportes son suaves, etéreos, casi imperceptibles. La paz es audible. La alimentación es viva: basada en plantas, frutos, semillas, granos y legumbres aportando una nutrición consciente, compasiva, vibracionalmente elevada.
Ya no existe la necesidad de morir como antes. El alma, cuando es llamada, simplemente se desprende del cuerpo y asciende a planos más sutiles, en un tránsito sereno y consciente. En este mundo perfecto, la humanidad convive como una gran familia. Las diferencias ya no dividen, sino que enriquecen como piezas de un rompecabezas divino. Las personas se reconocen como reflejos unos de otros, y se tratan con humildad, respeto y amor.

El servicio mutuo es la expresión más natural del alma, y nadie queda desamparado. La empatía se ha convertido en una forma elevada de sabiduría, y la cooperación reemplaza toda forma de competencia. La sociedad se construye desde el “nosotros”, no desde el “yo”. Cada ser encuentra su misión divina, descubre su propósito y vive en plenitud, sabiéndose canal de un plan mayor. La creatividad, la autenticidad, la innovación nacen de un corazón alineado con el Bien Supremo.
La espiritualidad no es una práctica, es el aliento mismo del mundo. Cada ser humano reconoce su esencia divina y eterna y vive cada día como una oportunidad sagrada para expandir el amor, la conciencia y la unidad.
Este mundo perfecto no es una utopía lejana. Es una semilla viva, plantada en el corazón de cada alma. Ya existe en los planos del espíritu, esperando ser traído a la Tierra a través del despertar colectivo. Es una promesa viva, para quienes vivan en unión sincera con la Divinidad. Al responder el llamado del Amor, en humildad y en servicio, la humanidad tendrá la llave para co-crear el Paraíso en la Tierra.

Liz Solari
Es una reconocida actriz, productora de cine y fundadora de la ONG Sintientes. Con más de veinte años trabajando activamente la industria del entretenimiento, usa su voz y su trabajo artístico al servicio de un activismo espiritual. Es productora de la película Christspiracy y productora asociada de SLAY, y actualmente está dirigiendo su nuevo documental: SIENTEN. Desde su ONG educa y eleva la conciencia sobre la compasión por todos los seres e impulsa la Ley Sintientes, que busca reconocer a los animales como seres sintientes y sujetos de derecho en el Código Civil argentino. Liz guia retiros espirituales para inspirar a otros a iniciar el camino de la inofensividad, la meditación y el servicio divino.
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