“La tierra: nuestro único verdadero hogar”
Por Alpio Costa.
Estamos ante un nuevo 5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente. Un día en el que se hace un especial llamado a la concientización mundial sobre el cuidado del Medio Ambiente. Ambiente del que formamos parte y, el cual, constituye nuestro único verdadero hogar. Porque estamos hechos para vivir en este planeta y no en otro. Pero pareciera que de eso no nos damos cuenta, o no queremos darnos cuenta….
¿Cómo comenzó todo?
El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra en todo el mundo desde hace exactamente 45 años. Fue establecido por las Naciones Unidas en momentos que comenzaban a manifestarse fuertemente las primeras políticas medioambientales. A comienzos de la década del ’70, era notable la creciente concientización de un problema existente pero apenas conocido por la mayoría de la sociedad hasta el momento. Hoy, en cambio, bien sabemos y conocemos los efectos que la actividad humana tiene sobre nuestro planeta: nuestro único verdadero hogar. Porque existimos para vivir en este planeta y no otro, aunque hipotéticamente pudiéramos conquistar un nuevo mundo en un futuro lejano.
La humanidad comenzó a modificar su entorno desde tiempos inmemorables, con el inicio de la agricultura hace unos 10 mil años, cuando se salía definitivamente de la última Glaciación. Pero los mayores cambios no llegaron sino con la Revolución Industrial hace apenas 200 años.
A lo largo del siglo 20, la utilización de combustibles fósiles como matriz energética a nivel mundial, el exponencial crecimiento demográfico, y, en especial, el desmesurado y desproporcionado nivel de consumo entre los distintos países del mundo, han provocado un inédito aumento en la concentración de gases contaminantes en la atmósfera, muchos de ellos, gases de efecto invernadero, lo que exacerba el actual Calentamiento Global. El más conocido y tomado como referencia de estos gases es el dióxido de carbono (CO2).
Los gases contaminantes y el Calentamiento Global
El CO2 ha ido siempre variando su concentración en la atmósfera a lo largo de la historia de nuestro planeta, reflejando las distintas glaciaciones durante los últimos 800 mil años. Durante todo ese tiempo los valores de CO2 en la atmósfera siempre se mantuvieron por debajo de las 300 partes por millón (ppm), superándolo por primera vez entrado el siglo 20. Pero es en 2013 cuando la concentración de CO2 supera, por primera vez en casi 1 millón de años, las 400 ppm, mientras que en 2019 superó el umbral de 415 ppm.
El exponencial crecimiento de CO2 y otros gases generó un marcado aumento de la temperatura promedio de nuestro planeta en los últimos 120 años, el cual no tiene precedentes, no por su magnitud sino por la velocidad con la que se está produciendo este aumento. Pero este proceso se viene acelerando notablemente desde mediados del siglo 20, superando, en 2015, por primera vez, el umbral de 1°C de aumento respecto de los niveles preindustriales.
Aunque sólo un grado de aumento pueda no parecer demasiado, hay que tener en cuenta que se trata de un promedio a nivel global. Un pequeño aumento en la temperatura promedio global conduce a importantes cambios en los eventos climáticos extremos. Y he aquí, el gran problema, ya que son éstos los que provocan un verdadero impacto sobre los ecosistemas y sobre toda la humanidad.
De hecho, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), en 2018 emitió un reporte especial sobre la urgencia y necesidad de que el aumento de la temperatura media del planeta no supere el umbral de 1.5° de aumento respecto a niveles preindustriales, ya que muchos de los impactos, de superar este umbral, serían mucho más graves o, simplemente, irreversibles.
Los impactos más probables son muchos, como, por ejemplo, la extinción de numerosas especies, impactando drásticamente sobre la biodiversidad, la desaparición de islas y zonas costeras por el aumento del nivel de los océanos, la polución de las grandes urbes y la intensificación de fenómenos extremos, entre muchos otros.
¡Por eso, el momento de actuar es ahora! Y, ante los recientes acontecimientos a nivel mundial, pareciera que los más jóvenes lo tienen mucho más claro que los más grandes. Los Estados deberían tenerlo aún mucho más presente pero, así y todo, no olvidemos que el cambio comienza desde abajo con nuestras acciones de todos los días.
“No existe ninguna razón por la que la comunidad internacional no pueda tomar cartas en el asunto. Ya se ha hecho antes, por ejemplo, con el Protocolo de Montreal, cuando los científicos alertaron de una amenaza grave para la salud pública y del planeta, y tanto el sector público como el privado tomaron medidas para proteger la capa de ozono. Es hora de actuar con contundencia. Necesitamos una economía verde, no una economía gris”, dijo recientemente el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres: https://www.un.org/es/events/environmentday/sgmessage.shtml
El Día Mundial del Medio Ambiente, este 2019, está dedicado a la lucha contra la contaminación del aire y tiene como país anfitrión al país más poblado del mundo, China, sin dudas un país clave en esta problemática. Problemática que aún estamos a tiempo de contener y que probablemente se convierta en el principal y gran desafío de la humanidad en este siglo al que recién nos estamos adentrando.