El cambio climático está provocando un incremento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos, incluyendo las olas de calor, las sequías y los eventos de lluvia torrenciales. Los Refugios Climáticos surgen como una medida de adaptación que resguarda a poblaciones más vulnerables. Por Pilar Bueno, Investigadora de CONICET y actual Subsecretaria de Cambio Climático y Transición Ecológica Justa de la ciudad de Rosario, Argentina.
Las comunidades más vulnerables son las que reciben mayores impactos de los fenómenos climáticos a pesar de ser las menos responsables del cambio climático.
Esto se vincula con el hecho de que el riesgo climático es el resultado de la interacción entre los peligros, la vulnerabilidad y la exposición de los sistemas humanos y naturales (IPCC, 2019, 2023).
La construcción de políticas de gestión integral del riesgo climático y de la adaptación dependen, entre otros aspectos, de la elaboración de evaluaciones de impactos, riesgos y vulnerabilidades que permitan comprender de modo adecuado y sistemático la medida en la cual los sistemas humanos y naturales pueden verse afectados frente a ciertos riesgos climáticos.
Qué son los Refugios Climáticos
Los refugios climáticos han surgido como una medida de adaptación que busca resguardar a las poblaciones más vulnerables y ocasionalmente expuestas a eventos climáticos como el calor extremo, frío, episodios de viento o lluvias torrenciales, entre otros. Se trata de un concepto de cuidado para proteger la vida humana, así como animal en un contexto urbano.
Los refugios climáticos en contextos urbanos pueden ser tanto espacios abiertos como cerrados que mediante una infraestructura ya sea mínima o de mayor envergadura, reducen los riesgos climáticos asociados a la salud de las personas y los animales.
Esto significa que pueden desplegarse en espacios públicos como plazas, parques y bosques en los que haya sombra de los árboles o artificial, bebederos, fuentes, bancos o sillas, entre otras infraestructuras. También pueden ser lugares cerrados, que proporcionen confort térmico, ya sea por aire acondicionado o ventilación natural que incluyan -al menos- acceso a agua potable y un lugar para sentarse.
Si bien los refugios se focalizan en las poblaciones más vulnerables como niños, niñas, adultos y adultas mayores, personas con patologías preexistentes, así como personas sin hogar o cuyo espacio de habitación no es adecuado, usualmente se abren para cualquier persona -si son espacios cerrados- y para proveer una solución en un momento puntual que puede potencialmente salvar una vida.
El caso de Barcelona
La ciudad de Barcelona fue una de las primeras en desarrollar el concepto de refugios climáticos y desde 2019 ha conformado una red de aproximadamente 200 puntos incluyendo puntos internos y externos en la ciudad.
En este caso, es relevante considerar el objetivo que se puso la ciudad de que el 95% de su población cuenta con un refugio climático a menos de 10 minutos de caminata, en el contexto del concepto de “ciudad de 15 minutos”.
La ciudad de Bilbao ha puesto a disposición de su población 130 puntos, la mitad de ellos internos y la mitad externos en parques y plazas. En un tenor similar, la ciudad de Seúl cuenta con una red de refugios para adultos/as mayores y personas con pobreza energética, a lo que ha recientemente adicionado una red de tiendas accesibles que operan también como centros de evacuación.
Diversas ciudades en Estados Unidos cuentan con redes de refugios climáticos, como: Arizona, Chicago, Saint Louis, New York y Washington, entre otras. En muchos de estos casos, no se trata solo de enfrentar eventos de calor sino de frío extremo.
Refugios Climáticos en Argentina
En Argentina, las ciudades de Buenos Aires y Rosario inauguraron sus redes de refugios climáticos entre 2023 y 2024, ambas en el contexto de sus respectivos planes de acción climática.
En el ámbito de las ciudades, Rosario se destaca por su acción en materia de cambio climático. La ciudad cuenta con un Plan Local de Acción Climática y un Sistema de Monitoreo detallado, que guían sus esfuerzos hacia la sostenibilidad.
Estos esfuerzos incluyen la implementación de 39 medidas de adaptación y 23 de mitigación basadas en evaluaciones de riesgo y vulnerabilidad, así como la activa participación de la gobernanza climática local, a través del Comité Asesor y el Gabinete de Cambio Climático y Transición Ecológica Justa.
Una de las medidas de adaptación de Rosario es la constitución de una red de centros de amortiguación del calor, o refugios climáticos que si bien pueden operar ante distintos eventos extremos, en una primera instancia, se focalizaron en calor extremo durante la temporada estival.
En el lanzamiento de la iniciativa, 21 espacios municipales se conformaron en la red, incluyendo servicios básicos como: confort térmico, agua potable, asientos, señalización, rápida localización y un proceso de capacitación al personal de cada institución, incluyendo un protocolo de actuación. Se trata de lugares preexistentes como los Centros de Distrito y otros edificios municipales, bibliotecas, museos, la Terminal de Ómnibus y el Concejo Municipal.
La iniciativa busca una rápida expansión en el verano 2024-2025 incluyendo más espacios públicos cerrados, espacios verdes, dado que Rosario cuenta con casi 500 parques, plazas y el Bosque de los Constituyentes, tanto como espacios privados. Más de 6000 personas pasaron por los refugios climáticos locales de Rosario entre enero y marzo de 2024.
Cuidar a los más vulnerables
La adaptación al cambio climático se trata de cuidar a las personas más vulnerables y más expuestas, tanto como a los ecosistemas, reconociendo su relevancia intrínseca, así como los servicios ecosistémicos que aportan.
Esta mirada considera que la acción climática debe sustentarse en una transición justa de las sociedades comenzando por comprender sus modos de vida y buscar las transformaciones que la urgencia climática requiere, sin descuidar que los impactos ya son palpables y en algunos casos resultan en pérdidas y daños irrecuperables.
En tiempos de negacionismo climático, la adaptación aporta un lenguaje común y es un hilo conductor especialmente, aunque no de modo exclusivo, en ciudades y países del Sur Global.
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