Inundaciones y Cambio Climático: DANA

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha lanzado una llamada a la comunidad internacional a dar “prioridad máxima” a la lucha contra el cambio climático para “salvar vidas”, después de las “lluvias récord y las inundaciones repentinas mortales que han azotado España esta semana”. Por Malena Lozada Montanari, Licenciada en Ciencias de la Atmósfera. Actualmente se encuentra en su último año de Doctorado en la misma área con especial énfasis en el estudio de las proyecciones de cambio climático para las ciudades de Argentina.

Dana y el Cambio Climático

“Las inundaciones que estamos viendo en España son solo uno de los muchos, muchos, muchos desastres extremos relacionados con el clima y el agua que han tenido lugar en todo el mundo este año.

Casi todas las semanas estamos viendo imágenes impactantes”, ha señalado la portavoz de la OMM, Clare Nullis, en declaraciones a la prensa desde Ginebra.

¿Qué tienen que ver las inundaciones con el Cambio Climático?

El calentamiento global, con cambios de clima cada vez más abruptos, está incrementando el riesgo de inundaciones.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, los fenómenos meteorológicos extremos que provocan inundaciones y sequías de gran impacto son cada vez más probables y graves debido al cambio climático antropogénico. Y así lo confirman los sucesos repetidos.

«Como consecuencia del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado. También se ha vuelto más errático e impredecible, y nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua.

Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que favorece las lluvias torrenciales», declaró Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM.

Las inundaciones y sus consecuencias desastrosas suelen ser el resultado de una combinación de procesos interconectados, como la deforestación y los cambios en el uso de la tierra que desestabilizan el suelo, las infraestructuras humanas que impiden el drenaje natural del agua, los patrones meteorológicos, y los cambios en los asentamientos humanos, con más personas viviendo en zonas propensas a las inundaciones.

En consecuencia, la capacidad de la naturaleza para absorber las lluvias torrenciales se debilita a medida que la acción humana degrada el medio ambiente y la intensidad de las precipitaciones aumenta.

¿Qué es una DANA?

Se trata de un fenómeno meteorológico caracterizado por la formación de una masa de aire frío que queda aislada de la circulación general en niveles altos de la atmósfera.

Cuando esta masa de aire entra en contacto con el aire cálido y húmedo de la superficie, genera condiciones de fuerte inestabilidad que pueden derivar en lluvias torrenciales y, a menudo, en inundaciones.

Las DANAs son comunes en otoño, cuando las temperaturas del mar Mediterráneo aún son elevadas, lo que favorece la acumulación de humedad en el aire (porque el calor superficial que queda del verano se encuentra con una repentina invasión fría en el aire procedente de las regiones polares.

El aire cálido en superficie es alimentado por la excesiva humedad de un Mar Mediterráneo aún cálido. Lo que hace que al entrar en contacto con el aire más frío proveniente de capas superiores y regiones polares genere grandes nubes convectivas y en consecuencia muchas lluvias e inundaciones).

DANA y el Cambio Climático en el Mediterráneo

El cambio climático ha intensificado el calentamiento de las aguas del Mediterráneo. En los últimos años, las temperaturas del mar han alcanzado niveles récord, y este aumento tiene un impacto directo en el desarrollo de fenómenos extremos.

Cuanto más cálidas son las aguas, mayor es la cantidad de humedad disponible para alimentar estos sistemas de tormenta. Esto implica que cuando se forma una DANA, el potencial de lluvias intensas y de eventos extremos es significativamente mayor.

Según World Weather Atributtion encontró que los eventos de fuertes lluvias de un día, tan intensos como el observado, son aproximadamente un 12 % más intensos y aproximadamente el doble de probables en el clima actual, es decir, 1,3 °C más cálidos de lo que habrían sido en el clima preindustrial más frío sin el calentamiento causado por el hombre.

Además, este aumento de las lluvias concuerda con anteriores estudios de atribución de fuertes lluvias en Europa como las tormentas Daniel y Boris. “Es probable que episodios similares de precipitaciones extremas sean más intensos e incluso más frecuentes a medida que el clima se caliente.

Advertencia de la ONU

La semana pasada, la ONU advirtió de que el mundo va camino de experimentar un calentamiento de entre 2,6 y 3,1 °C a finales de este siglo”, señala el WWA. 

Otro estudio de ClimaMeter explica que las depresiones similares a la DANA presentan hasta 7 mm/día más de precipitación (un aumento de hasta un 15%) en la costa mediterránea de España en la actualidad en comparación con el pasado.

Además, las condiciones son hasta 4°C más cálidas ahora, lo que favorece la formación de tormentas eléctricas en la cuenca mediterránea durante eventos de DANA.

Los expertos atribuyen en gran medida el aumento de la precipitación en esta DANA al cambio climático inducido por el ser humano, mientras que la variabilidad climática natural probablemente desempeñó un papel modesto.

Las consecuencias

ClimaMeter explica que los eventos similares a la DANA presentan un 15% más de precipitaciones en la costa mediterránea de España en comparación a lo que ocurría en el pasado.

Las temperaturas que se observan también llegan a ser de alrededor de 4° más cálidas en el tiempo presente. Estas temperaturas más altas en la costa mediterránea favorecen la formación de tormentas eléctricas. 

El estudio concluye que esta DANA en particular fue generada por condiciones excepcionales de la atmósfera pero cuyas características pueden atribuirse a los cambios producidos por el cambio climático antropogénico . 

Esta DANA es un recordatorio de que el cambio climático no es un problema distante; sus efectos ya nos impactan directamente.

Es crucial destacar la importancia de la prevención y una gestión eficaz de alertas tempranas para reducir el impacto de fenómenos excepcionales.

La intensificación de estos eventos subraya la urgencia de que las autoridades reconozcan la relevancia de los servicios meteorológicos en la emisión de avisos, actuando de inmediato para mitigar el calentamiento global y adaptarse a las nuevas realidades climáticas.