Como células

Consumo responsable, tratamiento de la basura y cohabitación.

– Dania González Couret –

Vivimos en una pequeña comunidad donde todo es conocido y cercano, en la que aprovechando muy bien el suelo, se mezclan las viviendas y los espacios colectivos con la vegetación. Como en un árbol, que refresca con su sombra, purifica el aire, y nos ofrece frutos que son parte del paisaje comestible.

Nuestra comunidad se articula con otras, cercanas, en las cuales, como en las células de los organismos vivos, se desarrollan todas las funciones básicas que necesitamos para vivir o pueden ser satisfechas con desplazamientos a cortas distancias. Cada una de estas comunidades o barrios alberga funciones especializadas que dan servicio a una mayor escala y están conectadas por un sistema de movilidad intermodal. 

Toda la energía que consumimos proviene de fuentes renovables como el sol, el viento, el agua y la biomasa. Y hacemos un uso eficiente, pues los espacios que habitamos han sido concebidos de forma participativa, para aprovechar al máximo la luz diurna y la ventilación natural, a la vez que nos protegemos de la radiación solar directa para procurar espacios habitables más frescos en un ambiente cada vez más cálido mientras mitigamos los efectos del calentamiento global. Usamos recursos locales, materiales naturales consumidos a menor velocidad que la de su renovación, no contaminantes, reusados, reciclados o reciclables. 

El cierre de ciclos es un principio esencial: prácticamente no tenemos residuos pues solo consumimos lo necesario, reusamos o reciclamos lo posible gracias a la colección clasificada. Con la fracción orgánica elaboramos compost para abonar los cultivos o la tratamos en biodigestores, y el gas resultante se usa en la cocción de alimentos. Los residuos que no pueden ser clasificados para reusar o reciclar se envían a una planta que genera energía para usos colectivos como la movilidad. 

Usamos servicios sanitarios secos, que en ocasiones también permiten aumentar la producción de compost, o con mínimo consumo de agua, mediante descarga reducida o producción de vacío. De todos modos, el agua para la descarga sanitaria es siempre gris, reusada o proveniente de la colección pluvial, aprovechando la fuerza de gravedad. La mínima cantidad de aguas grises y negras que se generan en la comunidad es finalmente tratada en humedales y estanques de plantas acuáticas cuya biomasa también alimenta los biodigestores.

En nuestra comunidad es muy frecuente la cohabitación colectiva de varias generaciones con espacios comunes de uso colectivo, incluyendo jardines, huertos, techos verdes, áreas para juegos infantiles o estancia de adultos mayores.

Se comparten los recursos, el cuidado y el afecto. Cuando una familia recibe un bebé, inmediatamente se llena de tíos y abuelos entre los vecinos de casa. En la mañana, cuando salgo a ver el estado de la huerta y los cultivos, me detengo por el olor del café de alguna ventana donde sé que tienen una taza lista para mí, y a veces nos juntamos a tomarlo en algún espacio común. Gran parte del equipamiento que usamos se opera con nuestra propia energía, como dispositivos de pedales, que nos ayudan a ejercitar el cuerpo mientras realizamos otros trabajos. 

Todo esto, por supuesto, se complementa con la automatización, el Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial, en aras de hacer más eficientes los procesos, evitar movilidad innecesaria y mantenernos constantemente comunicados e informados. Usamos la tecnología para tener más calidad de vida, pero sin sustituir nunca el contacto humano. Así, mejoramos los procesos para disponer de más tiempo que usar en el ocio y los afectos. 

Dania González Couret

Vive en La Habana, Cuba. Arquitecta, Doctora en Ciencias. Profesora Emérita de la Universidad Tecnológica de La Habana y miembro de Honor de Cubasolar. Desde hace más de 40 años investiga en temas relacionados con el hábitat sustentable, tanto urbano como rural, particularmente la sustentabilidad energética. Los resultados de su trabajo han sido divulgados en más de 250 publicaciones y han sido merecedores de 13 premios internacionales y 45 nacionales.

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