¿Nace una nueva oportunidad para la energía nuclear?

Por primera vez desde el inicio de las cumbres climáticas anuales en 1995, los 198 países presentes en la COP28 solicitaron oficialmente acelerar el despliegue de tecnologías de bajas emisiones, incluida la energía nuclear, para contribuir a una descarbonización rápida y profunda. Por Julieta Romero, Ingeniera Nuclear egresada del Instituto Balseiro. Trabaja hace más de 10 años en el área de seguridad nuclear, y actualmente reside en París, Francia, donde se desenvuelve en WANO realizando análisis de datos y tendencias de la industria nuclear relacionados con la seguridad nuclear. .

energia nuclear

Durante los primeros días de la COP28, se firmó un acuerdo de intención por más de 22 países para avanzar en el objetivo aspiracional de triplicar la capacidad de energía nuclear para 2050.

Estos hechos demuestran un consenso global sobre la necesidad de ampliar esta tecnología limpia y confiable para alcanzar objetivos vitales sobre el cambio climático y el desarrollo sostenible, compromisos ya establecidos en el acuerdo de París, de los cuales nos estamos alejando alarmantemente.

La búsqueda de fuentes de energía sostenibles y eficientes, junto con la coyuntura geopolítica actual, ha llevado en esta COP a reconsiderar el papel de la energía nuclear en la transición energética global, superando los prejuicios establecidos sobre este tipo de energía en la sociedad.

Contribución a la Transición Energética

La generación de energía eléctrica, independientemente del recurso utilizado, implica un impacto en el medio ambiente: desde la liberación de dióxido de carbono hasta la minería para obtener la materia prima de baterías o paneles solares. La energía nuclear no es una excepción. Aunque la fisión nuclear no produce emisiones directas de gases de efecto invernadero durante su operación, las actividades asociadas, como la minería, el enriquecimiento de uranio, la construcción y el desmantelamiento de plantas nucleares, contribuyen a las emisiones totales.

Sin embargo, aun teniendo en cuenta el ciclo de vida completo de una central nuclear, ésta sigue siendo más limpia que las fuentes basadas en carbono y algunas renovables. Ambientalmente, la principal desventaja respecto de las energías renovables es su dependencia del uranio como combustible, un recurso no renovable.

Cabe preguntarse entonces qué puede aportar la energía nuclear dentro de la matriz energética de un país que ya cuenta con energía limpia y renovable, o que tiene potencial para desarrollarla. Es aquí donde otra característica se torna de vital importancia: al no depender inherentemente de factores climáticos como el sol, el viento, o la abundancia de lluvia, la generación de energía eléctrica nuclear resulta altamente confiable, convirtiéndola en la energía de base clave para sostener la intermitencia de la matriz energética renovable.

Su capacidad para operar de manera continua la convierte en un complemento estratégico para garantizar la confiabilidad del suministro eléctrico en redes cada vez más amplias y complejas. Además, la energía nuclear ha demostrado ser una opción viable para reducir las emisiones de carbono en países altamente nuclearizados como Francia (participación de aproximadamente 63% en su matriz energética), donde ha sido fundamental para lograr un consumo y exportación competentes con baja emisión de carbono.

Desafíos inherentes a la energía nuclear 

Aunque se trate de una opción limpia, de base y confiable, la energía nuclear no está exenta de desafíos.

La percepción del riesgo asociado con la energía nuclear y los residuos radiactivos ha sido uno de los mayores obstáculos para su adopción generalizada. Esta percepción recuerda a aquella de la industria aeronáutica: aunque los aviones sean estadísticamente más seguros que los autos, mucha más gente le teme a volar que a usar un auto todos los días.

Similarmente, al ponderar las fuentes de energía más limpias y seguras, la nuclear destaca aún considerando estimaciones pesimistas de los accidentes de Fukushima y Chernóbil, ubicándose incluso por debajo de la hidroeléctrica y codo a codo con la eólica y la solar.

Esto se debe a que la colaboración en la industria nuclear fomenta una sólida cultura de seguridad, compartiendo experiencias operativas y mejores prácticas a nivel mundial.

La gestión de residuos radiactivos también plantea desafíos, especialmente por su longevidad, pero la industria nuclear se encarga integralmente de su manejo siguiendo estrictos protocolos de seguridad.

Además, el combustible nuclear puede ser reciclado para ser reutilizado nuevamente como combustible, práctica que no sólo ayuda a reducir el residuo radiactivo de alta actividad, sino que contribuye a la reducción del consumo de uranio.

El papel de la IAEA

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA o IAEA por sus siglas en inglés) supervisa todos los procesos de residuos nucleares con programas de inspección y aprendizaje continuo.

El OIEA también desempeña un papel fundamental en promover y garantizar la seguridad nuclear a nivel mundial mediante la elaboración de normas, la prestación de asistencia técnica, la supervisión de salvaguardias nucleares y la promoción de la cooperación internacional en este ámbito crítico, donde resulta esencial fortalecer los mecanismos de supervisión y cooperación internacional para prevenir la proliferación de armas nucleares y promover el uso pacífico de la energía nuclear.

El mayor desafío de la energía nuclear es, actualmente, el de los altos costos de inversión y los posibles retrasos en la construcción. La complejidad técnica y regulatoria involucrada en el diseño, construcción y puesta en marcha de instalaciones nucleares puede llevar a presupuestos iniciales subestimados y plazos prolongados, lo que representa un desafío tanto para los gobiernos como para las empresas del sector.

La necesidad de implementar tecnologías seguras de almacenamiento de residuos nucleares y cumplir con estándares de seguridad rigurosos también contribuye a aumentar los costos y los tiempos de construcción de proyectos nucleares. Construir centrales nucleares requiere, como mínimo, de cierta continuidad en las políticas de Estado a largo plazo.

Participación en la matriz energética mundial y nacional

En 2022 la energía nuclear representó aproximadamente el 9.8% de la matriz energética mundial. A pesar de la oposición a la energía nuclear en países como Alemania, otros países como Canadá y los Emiratos Árabes Unidos están intensificando su compromiso al unirse al acuerdo de intención firmado en la COP 28.

 Actualmente, hay alrededor de 60 reactores nucleares en construcción distribuidos en 16 países, con otros 110 planificados, principalmente en Asia.

A nivel nacional, durante 2023 Argentina participó con 6.1% dentro de su propia matriz energética. Es importante destacar que Argentina y Brasil son los únicos países de Sudamérica con centrales nucleares de potencia en funcionamiento.

En particular, Argentina ha desarrollado un amplio conocimiento en materia nuclear y forma parte de las 12 naciones con capacidad para ejecutar todo el ciclo de combustible nuclear con fines pacíficos de manera autónoma, utilizando profesionales y recursos propios. Esto incluye la producción de dióxido de uranio, la fabricación de elementos combustibles, el almacenamiento de elementos gastados y la remediación ambiental, entre otros. 

Importancia y potencial en Argentina

En Argentina, las centrales nucleares Atucha y Embalse han desempeñado un papel crucial en la generación de electricidad durante los últimos 50 años. Gracias a su autonomía energética y la capacidad para exportar tecnología nuclear, Argentina se ha consolidado como un actor relevante en el ámbito nuclear a nivel regional e internacional.

Además, Argentina está avanzando en el desarrollo del Reactor Modular Pequeño CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), cuya construcción civil comenzó formalmente en 2014. Este proyecto marca un hito importante al ser el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en Argentina.

Con el CAREM, Argentina reafirma su capacidad para el desarrollo y operación de centrales nucleares, consolidándose como líder mundial en el segmento de reactores modulares de baja y media potencia. El ambicioso proyecto está liderado por la CNEA, con el apoyo de NA-SA y, más recientemente, de INVAP.

El potencial de la energía nuclear en Argentina radica en su capacidad para diversificar la matriz, reducir las emisiones y garantizar la estabilidad del suministro eléctrico por medio de producción local y soberanía energética.

Conclusión

La energía nuclear se presenta como una opción prometedora en la transición hacia un sistema energético más sostenible. Su capacidad para complementar fuentes intermitentes a su vez reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero la posiciona como una pieza clave en el rompecabezas de la transición energética global. En el contexto argentino, la energía nuclear ya ha demostrado su confiabilidad, su relevancia estratégica y su potencial.

Sin embargo, es esencial abordar los desafíos asociados para garantizar un uso seguro y responsable de esta tecnología: educar al público y atender sus preocupaciones, brindar un marco de estabilidad a largo plazo para garantizar la continuidad de nuevos proyectos y fomentar la formación local de profesionales para garantizar la excelencia en su funcionamiento.

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